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Osinbeltz: no más vertederos
Carlos Ormazabal
Burukide del GBB
En 2012, el entonces diputado foral Juan Karlos Alduntzin, presentó, de prisa y corriendo, el plan de residuos de Bildu para el Territorio. Dicho plan incluía el “puerta a puerta” como sistema de recogida, y el “depósito controlado de balas de residuos estabilizados para la restauración y recuperación de espacios degradados” –un eufemismo para evitar utilizar el término “vertedero”- como cierre del proceso de gestión de los residuos. En definitiva, su propuesta se resumía en “puerta a puerta” y vertederos. Dos años más tarde y tras mucho despistar, Bildu, por fin, ha enseñado sus cartas: vertedero en la cantera de Osinbeltz (Zestoa). De esta forma ha quedado en evidencia que el actual diputado Errazkin mentía cuando decía que “su plan no era más que el desarrollo del PIGRUG, un PIGRUG sin incineradora”.
Pero es que a Errazkin no le cabe otra. Necesitaba poner algo sobre la mesa para “cerrar el círculo” mediático, de puro tinte electoralista, en el que la izquierda abertzale se ha metido al asegurar que procedería al cierre de los tres vertederos activos. Errazkin sabe que no es creíble que diga que va a clausurar los mismos sin tratamiento final alternativo y sin un “posible” nuevo vertedero.
El hecho cierto es que la creación de un nuevo vertedero -“de materia inertizada”, según la presidenta de GHK, Ainhoa Intxaurrandieta- es una clara huida hacia adelante ya que, lejos de suponer una solución, nos lleva a un callejón sin salida. No solo eso sino que, además, hipotecará la actuación del equipo foral que resulte tras las elecciones de 2015.
¿Cómo pueden hablar, sin rubor, de un vertedero de “inertes” cuando la Directiva Marco europea establece que “por residuo inerte se entiende el residuo que no experimenta transformaciones físicas, químicas o biológicas significativas”? “Los residuos inertes no son solubles ni combustibles, ni reaccionan física ni químicamente de ninguna otra manera…”. “Ejemplos de residuos que pueden considerarse inertes son: escombros, tierras, ladrillos refractarios ...”.
Por lo tanto, el “depósito de materia inertizada en Zestoa” que impulsa la izquierda abertzale no es tal. Esas nuevas definiciones no son más que pura literatura para intentar tapar la realidad: que se trata de un nuevo vertedero. Si realmente fueran inertes ¿para qué forrar los fardos con toneladas de plástico?, ¿para qué impermeabilizar la cantera?, ¿por qué no utilizar los ya existentes?
Los mejores datos de las plantas de Tratamiento Mecánico-Biológico alemanas estiman un 21% de evaporación, un 10% de biogás y un 4% de recuperación de materiales para reciclar. Lo demás, a valorización energética. Que es lo que contempla la Norma Foral vigente en Gipuzkoa en la línea de los países medioambientalmente más avanzados. Los datos que presenta Errazkin distan mucho de los ofrecidos por los alemanes, a quienes considera “tecnólogos” sólo para lo que le interesa.
El vertedero de Cerdanyola del Vallés, al que ya hacía referencia Alduntzin en su plan de 2012, es un claro ejemplo de todo esto. Resulta paradigmático recordar lo que decía Xabier Elias Castells, de la Agencia de Residuos de Cataluña -paradigma de la gestión de residuos para Bildu-, hace escasos días: "El vertedero de inertes de Cerdanyola es un desastre".
Otros técnicos también consideran que es una barbaridad la creación de nuevos vertederos. Hasta el asesor científico de los “verdes” alemanes, Weltzin, dice que “los vertederos no son una solución. Es una forma de apartar el problema y dejarlo a las generaciones posteriores. Y desde el punto de vista de la sostenibilidad no hay que dejar nada pendiente”.
Pues eso es, precisamente, lo que pretende hacer la izquierda abertzale en Gipuzkoa: dejar el problema a las generaciones venideras. Una vez más, opta por huir hacia adelante y el que venga atrás, que arree.
Ni estudios de alternativas de ubicaciones, ni proyecto, ni plazos de alegaciones, ni distancias respecto a cascos urbanos, ni afecciones medioambientales, ni …. Nada de esto merece ningún interés para la izquierda abertzale, en esta ocasión. Los argumentos que, una y otra vez, han utilizado para denostar todo tipo de proyectos no son de recibo para ellos. Ahora toca aplaudir todos a una y defender lo indefendible. ¿No requiere este proyecto, como mínimo, de la autorización ambiental integrada que precisan estas infraestructuras? ¿O es que, por enésima vez, el deseo de la propia izquierda abertzale está por encima de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía? Los hechos nos demuestran que esa ha sido su actitud en lo relativo los residuos urbanos en el Territorio guipuzcoano: “Yo decido, yo impongo, y tú te sometes”.
“Gipuzkoa está construyendo, con el protagonismo de la ciudadanía, una alternativa de gestión de residuos…” escribía la Presidenta del Consorcio, Ainhoa Intxaurrandieta, recientemente, en un artículo de opinión. No deja de ser, cuando menos, paradójico que la señora Intxaurrandieta se refiera al “protagonismo de la ciudadanía” para hablar de la gestión de los residuos. ¿Qué entiende ella por “protagonismo de la ciudadanía”? ¿El “puerta a puerta” es un ejemplo de ello? ¿Ignorar las más de 75.000 firmas en contra de la imposición de “su” sistema? ¿Hacer caso omiso a las consultas ciudadanas? ¿Quién ha tomado la decisión de ubicar el vertedero en Zestoa? ¿Eso es lo que la señora Intxaurrandieta entiende por protagonismo de la ciudadanía? ¿Someterse sin rechistar a los caprichos de Bildu?
En cualquier caso, y con independencia de lo que nos quieran vender, hay máximas incuestionables, como que “por los hechos los conoceréis”. Y los hechos de Bildu ahí están: el vertedero de Osinbeltz.
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