Hechos como los recientemente acaecidos, en el recinto festivo de las txoznas en Beasain, y durante las fiestas de San Juan en Hernani son muy graves. Precisamente por su gravedad y reiteración trascienden el marco estrictamente local. El PNV de Gipuzkoa manifiesta su profunda preocupación tanto por la repetición de este tipo de hechos como por las reacciones ambiguas y difusas de EH Bildu y de sus representantes en las instituciones locales.

En relación con lo ocurrido la noche de San Juan en Hernani el PNV de Gipuzkoa expresa su más radical condena por estos hechos tanto por su componente racista como por su naturaleza violenta. Estamos ante un intento de linchamiento colectivo y extremadamente violento que, de no mediar la actuación policial, nadie sabe las consecuencias que habría acarreado.

Más allá de una declaración institucional, el alcalde de Hernani y EH Bildu tienen una responsabilidad específica. No es suficiente, como han hecho, con parapetarse en el componente racista de este intento de linchamiento colectivo. Estos hechos son consecuencia, no solo del racismo, sino de décadas de educación política basada en la premisa de que el fin justifica los medios. Son consecuencia de décadas de una cultura política que ha considerado legítimo y admisible el uso de la violencia. Tampoco cabe obviar los gritos de “Gora ETA militarra” ante la puerta del Ayuntamiento

La gravedad de los hechos exige una reacción clara y contundente de condena tanto del racismo como del recurso a la violencia. Ni racismo, ni violencia, ni en Hernani, ni en ningún lugar. Ni antes, ni ahora, ni nunca. Las reacciones de EH Bildu y del alcalde frente a la violencia han sido ambiguas: decir sin decir nada y aparentar hacer sin hacer nada. No vale ponerse de perfil.

Es igualmente inaceptable que, después de pedir su ayuda desde el Ayuntamiento, el alcalde no defienda a la Ertzaintza de las agresiones e insultos padecidos. El PNV de Gipuzkoa expresa su solidaridad y apoyo a la Ertzaintza porque su actuación evitó males mayores.

La historia demuestra que una actitud pasiva o acrítica con la violencia como la mostrada solo consigue retroalimentar su lógica y su transmisión generacional. EH Bildu debe hablar con claridad y firmeza sobre el error ético, político y humano que representó y sigue representando el recurso a la violencia. La educación de las generaciones jóvenes, el futuro y la convivencia en Hernani requieren un liderazgo ético que ahora mismo brilla por su ausencia.